CAJAS Y BESOS

CAJAS Y BESOS

En una bella ciudad del sur, rodeada de montañas y no muy lejos del mar, vivía una hermosa familia que, como a tantas otras, la vida le había dado cosas buenas, que todos juntos compartieron y disfrutaron, y también le había quitado otras muchas, pero todos ellos sabían que ganar y perder formaba parte de ella.
Faltaban ya personas insustituibles y muy queridas, pero también habían llegado otras nuevas vidas que les llenaron de alegría, con sonrisas, juegos y travesuras; otras estaban lejos
en la distancia, pero muy cerca del corazón.
Un día de frio invierno, los más pequeños, no podían salir a jugar, el mal tiempo, la nieve, y un viento muy fuerte se lo impedían, asi que sus papás decidieron pasar el día en casa, los niños aburridos y traviesos preguntaron
—– Papiiiiiii, mamiiiii, queremos que venga la AbU (asi llamaban a su abuela materna)
—–queremos que venga a pasar el dia, que nos cante canciones, que nos haga dibujos para colorear,
—— Andaaaaa llorisqueaba el más pequeño
Y así lo hicieron. La llamaron y ella se dispuso a visitar a sus nietos que con tanta ilusión la habían llamado. Pensó en llevarles un pequeño regalo, pero era domingo y no había tiendas abiertas. Como era muy mañosa se dispuso a hacerles unas bonitas cajas de cartón, las decoró pintándolas de bonitos dibujos, y a cada una de ellas les puso un lazo, cada uno de un color, verde, naranja, azul, amarillo, y con los restos se hizo una para ella, y con pedacitos de los lazos confeccionó un bonito pon-pon de colores. Cuando ya lo tenía todo preparado, se abrigó mucho y partió para visitar a sus nietos.
Los niños la esperaban impacientes, cuando la sintieron llegar, corrieron a buscarla, la abrazaron y no paraban de preguntar, abu, vamos a cantar, o a dibujar, cuéntanos esos cuentos que aprendes los martes en tu taller, ellos ya conocían algunos, pues el pasado verano cuando paseaban al atardecer por la orilla de la playa se divertían contando cuentos, y querían que le contara los que había aprendido nuevos.
—Despacito niños, despacito, y así fue pasando el día, entre risas, canciones, juegos, cuentos…… al llegar la tarde, les dijo:
—-niños venid a la cocina, os prepararé una merienda que a vuestras mamás cuando eran pequeñas como vosotros les gustaban mucho, y se dispuso a hacerles un chocolate calentito con buñuelos de canela y azúcar, pronto un agradable aroma se respiraba en toda la casa.
—–qué rico abu
—– qué calentito

—– quiero más, decía el pequeño
Los papás contemplaban desde la puerta la feliz merienda.
Lo recogieron todo, con alguna que otra queja, y felices abrazaron a su Abu.

Al terminar pensó que era el momento de que vieran los regalitos que les había preparado, les dio una cajita a cada uno de ellos con un lazo de color diferente, los niños muy contentos se dispusieron a abrir las cajitas, y —– estaban vacías, las miraban con ojos de asombro.
—-no tienen nada abu—–
Ella tranquilamente les dijo, mirad yo me voy a quedar con otra para mí, y la cerraré con el pon-pon de colores, y ahora…..
Candela, Irene, acercaos, y comenzó a besarles las manitas, la carita, el pelo.
Alba, Carlitos, acercaos también, e hizo lo mismo con ellos.
Después, suavemente frotó todos los besos y caricias con sus manos y como si fueran pompas de jabón comenzó a coger uno por uno, y lentamente los metía en las cajitas, después las cerraba con los lazos. , Ahora, besadme todos que voy a guardar vuestros besos yo también, los niños divertidos la abrazaban y besaban fuertemente, después la frotaron y saltaron para guardarlos todos en la cajita, y la cerraron con el bonito pon-pon de todos los colores.

Y cuentan que pasó el tiempo y aún conservan cada uno su cajita, y cuando se sienten tristes y quieren un beso, en cualquier momento que los necesiten abren sus cajas y recuerdan aquella fría tarde de invierno en la que guardaron besos, alegrías y tantos sentimientos …….
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
HORTENSIA

A MIS NIETOS, A LOS QUE TANTO QUIERO.

 

ILUSTRADO POR MANUELA MELGAREJO

Acuarelista de nuestro taller OFECUM-AQUA

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